martes, 27 de julio de 2010

Tu sonrisa me ha contado esta historia


Cuando terminas una historia. Cuando le pones punto y final a algo, te das cuenta de todo lo que has pasado, de las sonrisas que tu cara dibujó, de las lágrimas que no pudiste contener, de las palabras que tanto te gustó escuchar.

Esta es mi segunda historia. Dicen que solo adviertes la maravilla de un amor cuando ya lo has perdido, que no puedes evitar preguntarte ¿porqué? sabiendo que nunca vas a encontrar una respuesta, una que al menos te convenza que todo acabó y que ya no hay nada que hacer.

Tus labios dicen que no, que no quieren volver a verte, no quieren volver a besarte, no quieren volver a llorar. Pero tu corazón, te arrastra a aquello que realmente quieres, volver a caer, volver a perderse entre tus labios, entre tu pelo y entre tu piel mojada.

Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño.Basta. Déjame. Ponlo todo de nuevo en su sitio. Así. Cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí, en aquella esquina. En aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y después dolor. Ponlos allí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde tú no los puedas ver. Eso. Otra vez enterrados. Ahora está mejor. Mucho mejor.

Cuando las palabras no bastan. Porque dentro quema algo que no se puede decir. Que no se consigue decir. Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que querrías, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver ese dolor. Hacer daño. Esperando así sentirse un poco mejor.

Y ahora, no tengo remordimientos, no tengo ninguna sombra, no he pecado, no tengo pasado. Solo tengo unas ganas enormes de volver a empezar. Y de ser feliz. Contigo, Gin. Estoy seguro. Sí es así. Mira, también lo he escrito.

Ho voglia di te

domingo, 25 de julio de 2010

mirar una foto en blanco y negro



Siempre quise tener mi propio blog, y escribir algo, cualquier cosa, todo lo que siento, y quiero sentir, todas mis experiencias presentes, pasadas y futuras. Supongo que hasta ahora no he encontrado el momento perfecto para empezar.

Me gustaría empezar con una historia, o mas bien con una sensación, con un sentimiento que me corre por las venas desde hace 10 años, 10 maravillosos años.
Es una sensación que poca gente entiende, pero que mucha gente siente. No sabría describirla con palabras, pero sabría defender-la con garras. ¿Porqué?
Porque el mirar una foto en blanco y negro ya nunca volvió a ser como antes.
Porque estremecerse al sentir los primeros acordes de una canción es de personas, de humildes y sencillas personas.
Porque me gusta, nos gusta seguir aprendiendo de ellos, seguir creciendo a costa de los que no nos quieren, de los que inventan, de los que odian y no aman.
Porque ya no puedo vivir sin ti, porque eres y serás la suerte de mi vida, el gigante que me sonríe cada mañana, aunque no estés cuando abrimos los ojos.
Eres mi campanilla, mi Peter Pan, ese que hace que nunca pierda, que nunca perdamos la ilusión de hacernos mayores, porque siempre estas ahí para recordarnos que seguimos siendo niños, inocentes niños que aman, que juegan y que sueñan, que siempre sueñan, por muy difícil que sea nuestra ilusión.
Porque quiero hacer contigo ese camino de besos, un camino sin fronteras, sin idiomas, sin limites y sin temor, un camino con canciones, con pescaos, con zapatillas y con amor.
Y porque me da igual lo que diga la gente, pero como dice la canción, El Canto del Loco tiene eso que tu no tenias.
Y el pop-rock español ya no seria lo mismo si ECDL no existiera, sin duda alguna, por ellos, por ti, y por mi.
Gracias, por los recuerdos, por las fotografías, por las canciones, por la locura, y por dejar que nunca se apague la llama que nos unió y que jamás nos separará.

Por 10 años más.